Para poder prevenir la enfermedad varicosa es necesario conocer el funcionamiento de nuestro sistema circulatorio, porque la conducta preventiva se basa en favorecer el retorno venoso. No es un problema de salud que se pueda solucionar únicamente con una operación, unas inyecciones o unas tabletas, sino que requiere de la participación activa del paciente. Para que se cumpla las recomendaciones del médico, hay que entender los motivos y conocer qué factores favorecen o dificultan la circulación de la sangre. Estas medidas preventivas se deben adaptar a la severidad de la enfermedad de cada persona y a su modo de vida y costumbres, es decir, intentar modificarlas sin necesidad de un cambio drástico.
Al estar de pie, el ser humano tiene que resistir en sus miembros inferiores una presión hidrostática elevada, la que depende de la altura de la columna de líquido, como hemos aprendido en la física que se estudia en los colegios. Al estar sentados, la altura de dicha columna se reduce un poco (exactamente en la longitud de nuestros muslos), pero aún así los pies están sometidos a una presión considerable, por lo que tampoco es aconsejable el sedentarismo. Incluso muchas personas sin problemas vasculares han experimentado un aumento de volumen de las piernas si han tenido que permanecer muchas horas sentadas ya sea por pasar una noche cuidando a un enfermo o por un viaje en avión, el ya bien conocido síndrome de la clase turística, que incluso puede provocar una trombosis venosa. Por tanto, estas medidas preventivas son útiles incluso para las personas sanas.
RECOMENDACIONES PARA EVITAR VARICES
La forma más fácil para reducir la presión es descansar con las piernas elevadas, pero es recomendable evitar la hiperextensión de la rodilla, porque puede resultar desagradable cuando se intente volver al caminar. Tal como se muestra en la foto, lo ideal es que la rodilla quede en una posición más fisiológica, ligeramente flexionada, ya sea colocando una almohada, un cojín o una toalla. Si el tobillo queda a un nivel inferior a la cadera tampoco se logrará el máximo efecto beneficioso; es cierto que puede resultar cómodo o incluso aliviar los síntomas, pero no es suficiente para favorecer el retorno de la sangre venosa.

Otra recomendación útil es dormir con las piernas más elevadas que la cabeza; esta posición puede resultar desaconsejable si el paciente padece otras enfermedades, como insuficiencia respiratoria o la muy frecuente hernia de hiato. Tampoco hay que adoptar una postura exagerada. Lo ideal es usar una cama articulada, pero también se puede elevar el extremo distal de la misma con un ladrillo, o incluso dormir con una almohada debajo de las piernas, aunque se corre el riesgo de que la misma se desplace durante el sueño. Lo importante es intentarlo de forma que sea agradable al paciente y que no le sea una tortura, pues es una medida a adoptar a largo plazo. Tampoco van a aparecer complicaciones de inmediato si hay que dormir en posición totalmente horizontal por una temporada, por ejemplo, si estamos de vacaciones en un hotel.
La sangre venosa tiene que luchar contra la fuerza de gravedad para subir desde los pies, mientras que la sangre arterial sale bombeada por las contracciones del corazón y con este impulso puede llegar a las extremidades, siempre que no haya obstáculos como las placas de ateroma, pero esto ya será tema para otro comentario.
EVITAR EL SEDENTARISMO, FUNDAMENTAL PARA MEJORAR LA CIRCULACION VENOSA
Afortunadamente tenemos una “bomba venosa” en las piernas, que son las contracciones de los músculos cuando caminamos o hacemos algún ejercicio; de ahí que otra de las recomendaciones más importante y efectiva sea al menos dar paseos frecuentes. Es preferible dar varios paseos cortos al día que sólo uno muy prolongado, lo importante es activar la circulación periódicamente.
El ejercicio más recomendable es la natación, porque al efecto beneficioso de las contracciones musculares se añade la posición horizontal (menos oposición de la fuerza de gravedad) y la temperatura refrescante del agua de la piscina o del mar. Si alguna persona no sabe nadar o no tiene una piscina a su alcance, se puede sustituir por cualquier otra actividad física, pero preferiblemente aquellas que impliquen movimiento como caminar, correr, bailar, etc. Los ejercicios que se hacen sentado o de pie, obviamente no mejoran la circulación venosa de las piernas, pero tampoco quiere decir que estén prohibidos; lo recomendable es combinarlos y si se puede, dar preferencia a los que mejoran el problema venoso.
Aunque intentemos dormir con las piernas elevadas y hacer ejercicio, estas medidas no son suficientes para contrarrestar el efecto perjudicial que provoca tener que trabajar de pie o permanecer sentado durante muchas horas. Entonces la recomendación es usar medias terapéuticas, tema al que nos hemos referido en otros comentarios.
En resumen, la prevención de las varices se basa en tres aspectos fundamentales:
- Piernas elevadas.
- Ejercicio físico.
- Media elástica terapéutica, si se va a permanecer de pie o sentado de forma prolongada.