La sangre es transportada por las arterias y suministra oxígeno y alimentos a las células de todos los órganos. Las venas transportan la sangre poco oxigenada hasta el corazón. Una vida sana sólo es posible cuando esta circulación tiene lugar eficazmente.
La sangre debe subir por las venas de los miembros inferiores. Este problema de transporte es fácilmente resuelto en condiciones normales por la «bomba muscular», que se activa al caminar o contraer los músculos de las piernas. Cuando uno está de pie o sentado, dicha “bomba” no funciona y la sangre tiende a acumularse en las piernas.
Normalmente, las válvulas de las venas de los miembros inferiores se abren para que la sangre pueda subir desde los pies hacia el corazón.
Cuando una persona se pone de pie, la sangre intenta regresar hacia abajo, pero entonces se cierran las válvulas, con lo que se evita el reflujo. Es decir, en condiciones normales la sangre venosa fluye desde los pies en dirección al corazón.
Cuando aparece una insuficiencia venosa, estas válvulas no cierran bien y se favorece la acumulación de sangre en las piernas.Esto provoca: la formación de Varices (dilatación de las venas), hinchazón (edema), úlceras en las piernas y mayor riesgo de trombosis (es decir, que se formen coágulos dentro de las venas).